El 1º de
Mayo, Día Internacional del Trabajo, se caracteriza -en este año- por la
profundización de la crisis global; tras casi cinco años del inicio de
la crisis financiera, el fracaso de las políticas neoliberales aplicadas
es un hecho incuestionable y con efectos dramáticos al haber aumentado
la destrucción de empleo, la pobreza y las desigualdades.
Ante la
falta de regulación del sistema financiero, los ataques a la deuda
soberana de los países, el empeoramiento de las condiciones de vida y
trabajo, la disminución de la protección social y el deterioro de los
servicios públicos, la Confederación Sindical Internacional y la
Confederación Europea de Sindicatos responden con la movilización
sindical, reclamando una salida social a la crisis, con otras políticas
que impulsen el crecimiento económico y del empleo y preserven la
cohesión social.
Junto al movimiento
sindical internacional y europeo, CCOO y UGT reivindicamos el fin de
todos los conflictos bélicos originados por los intereses económicos y
políticos o por los fanatismos de todo tipo y exigimos que terminen, de
una vez por todas, las violaciones de los derechos laborales, sindicales
y civiles en todo el planeta.
A
pesar de los 122 años del Primero de Mayo, en nuestro país,
manifestarse para celebrar esta histórica fecha no ha sido legal ni en
cuarenta ocasiones, lo que dice mucho de los gobiernos que ha tenido
este país. Sólo durante la II República y desde 1978 ha sido posible
manifestarse sin restricciones. Pero el Primero de Mayo es un triunfo
internacional de la clase trabajadora que atemorizó, y atemoriza, a los
poderosos.
La
consecución de la jornada de ocho horas fue la pelea de las
organizaciones obreras en las postrmerías del siglo XIX. El detonante de
la celebración de esta fecha, los violentos sucesos de Chicago de 1886,
que concluyó con la farsa de juicio que llevó a la horca a cinco
anarquistas: Spies, Parsons, Fischer, Engel y Linng.
El 1 de mayo de aquel 1886 debería
haber entrado en vigor la jornada de 8 horas en Estados Unidos. En
muchas ciudades del país, durante el mes de abril se accedió a esta
reivindicación, pero en Chicago la patronal se opuso frontalmente.
La herramienta de la clase trabajadora: la huelga. A principios de mayo en Chicago,
más de 40.000 personas no acuden a sus puestos de trabajo. En ese
ambiente, los anarquisas convocan un mitin, el 4 de mayo por la tarde en
la plaza de Haymarket. Cera de 15.000 personas acuden a la plaza para escuchar a los líderes anarquistas August Spies, Albert Parsons y Samuel Fielden.
Al
finalizar el acto, la policía carga contra los asistentes. Entonces,
alguien lanza una bomba contra las fuerzas policiales. Estos reclaman
refuerzos y se inicia un tiroteo indiscriminado contra los trabajadores.
Tres años después, el Congreso Internacional Obrero Socialista, al que acudió Pablo Iglesias
en representación de los socialistas españoles, aprueba una resolución
por la que se decide celebrar una manifestación internacional el Primero
de Mayo, a partir de 1890, para reivindicar la jornada laboral de 8
horas. Con esa fecha se conmemoraba la tragedia ocurrida en Chicago tres
años antes.
En España,
aquella manifestación de 1890, promovida por los socialistas fue un
clamoroso éxito en muchas ciudades, como Madrid o Barcelona. El año
siguiente, el Gobierno conservador de Cánovas prohíbe las
manifestaciones, permitiendo sólo mítines en locales cerrados. Hasta
1931 habrá años más o menos permisivos, dependiendo también de los
gobernadores de las ciudades.
En aquel 1931 el Primero de Mayo se convierte en una prolongación del 14 de abril. Las calles se desbordan de gentes, de alegría, de libertad. El propio presidente de la República de España, don Niceto Alcalá Zamora, se dirigió a los manifestantes desde el balcón presidencial (ver el video del final).
Pero
la alegría y la libertad duró poco, el Golpe de Estado de Franco las
asesina. El Primero de Mayo vuelve a ser prohibido, pero los españoles
siguen manifestándose en el exilio y la clandestinidad. La fuerza de la
fecha hace que los poderes fácticos, la Iglesia de Pío XII y la dictadura franquista, tengan que inventarse una celebración en 1956 (pincha aquí): San José Artesano, pero esa cosa impuesta no cuaja. No se pueden poner puertas al campo.
Los
años finales del franquismo y la transición son duros, mu duros. La
represión policial fue tremenda en 1976 y 1977. En este último año, los
sindicatos son legalizados el 29 de abril, pero prohibida la
manifestación. Habrá que esperar un año para que las calles vuelvan a
desbordarse reivindicando y festejando. En 1978 vuelve el color, la
alegría y la libertad. Vuelve la primavera de los trabajadores. Y los
poderosos siguen preocupados por esta fecha repleta de fuerza
internacional.
Aquí os pongo unas imágenes casi inéditas. Son las únicas de aquel histórico 1 de mayo de 1931 en Madrid:
Las únicas imágenes del Primero de Mayo de 1931 en Madrid, que estuvo
encabezado por el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de
Unamuno. Las imágenes han sido restauradas por la Filmoteca y forman
parte de la exposición (gratuita), 1 de Mayo, 120 años.